Los países desarrollados deben prepararse para los cambios que se avecinan: menor crecimiento, desequilibrio de las cuentas públicas, distorsión de las políticas monetarias y concentración del consumo en pocos bienes y servicios.
El gasto social se dispara y la población activa decae, el peso del colectivo de personas mayores de 65 años sobre la población mundial pasará del 9% en 2010 al 19% en 2050. Las demandas sanitarias van a aumentar y el gasto público en pensiones con respecto al PIB pasará del 9,5% en 2015 al 12% en 2050.
Fuente: El País